viernes, 13 de mayo de 2011

IMAGINADO UN FUTURO

Era de un pueblo alto, a varios kilómetros de la villa, a la que bajaba casi todos los días, solía estar en las cercanías de la barbería, esperando por unos centavos que le daban los clientes del barbero, después de que solicito les cepillara la ropa por la espalda para quitar algún posible pelo que quedara en ella. No era torpe manualmente y con el tiempo se fue haciendo con los útiles imprescindibles para afeitarse, una navaja vieja pero en buen uso todavía, una brocha y varios trozos de jabón que le daba el barbero, para que pudiera afeitarse su barba el solo, cosa que hacia regularmente en su casa, viéndose en un trozo de espejo a la luz que entraba por un pequeño ventanuco, única ventilación que tenia el cuartucho vivienda.

Cuando el barbero le dio una bata blanca, bastante raída por el cuello y los puños, se le ocurrió la idea de hacer de barbero e su pueblo y con el consentimiento del chigrero Atanasio, (que era precisamente mi abuelo materno), se prestaba a afeitar a los vecinos en el local del chigre. Casi todos acudían a la improvisada barbería, apenas el ricacho del pueblo bajaba a la barbería de la villa,  montado e su caballo, pero cayó una evada aquel invierno de más de un metro de altura, seguida de fuertes heladas, que hacia imposible, incluso con un buen caballo poder bajar, y el ricacho llego al chigre y solicito los servicios del improvisado barbero.

Se deshacía este en serviles atenciones, limpiando con el pañuelo la silla, buscando una toalla limpia que le dejó mi abuelo y hablando sin cesar de las bondades del cliente al que tal vez quiso emular, cuando dijo: “cuando yo sea rico, si alguien me pide limosna lo piso”.

En realidad no se si esa frase fue dicha con esa intención o si era un sueño propio de grandeza, de los que por desgracia hay tantos, aunque no lo digan con esa claridad. El afeitado concluyó con una ocurrencia genial, como no tenía el pulverizador que veía usar al barbero después del afeitado, pidió una copa de coñac a mi abuelo y vaciándola en la boca se la pulverizo soplándola en la cara del cliente, que saltó de la silla asqueado y se fue sin pagar el servicio.

Siempre que hay elecciones recuerdo esa frase “cuando yo sea rico, si alguien me pide limosna lo piso”, dicha precisamente por un mendigo y me preocupa la gran cantidad de aspirantes a ricos que votan para la derecha, defendiendo unos intereses de un futuro, que nunca van atener posiblemente.

Estas aspiraciones las catalogo como negativas, ya que imaginan un futuro mejor, solo para ellos, mientras que las que defino como positivas son las que buscan mejoras para todos, económicas y sociales, culturales y recreativas, que tengan por principio el bienestar general, la realización individual y colectiva. Que sean posibles o no, puede depender del estudio profundo que se haga de la realidad presente, de la voluntad de cambio que exista en la sociedad y de la predisposición que tengan los partidos políticos y  los agentes sociales, para afrontar los desafíos que actualmente nos presenta Europa, principalmente en el aspecto económico-social, la ampliación del llamado “estado del bienestar” y su progresiva mejora en el tiempo, para que se dé otro sentido al concepto de globalización existente. Imaginemos el futuro en positivo, aunque la realidad sea otra.