domingo, 21 de noviembre de 2010

OTRAS HISTORIAS CON EL TRISTEMENTE FAMOSO CURA DE LA PLAZA

La empresa minera de Teverga organizo unos cursos nocturnos para los hijos de trabajadores, y allí nos presentamos mi hermano y yo y solamente otros dos de Santianes. El primer día de clase nos informan que el director de los cursillos es el cura y que las clases consistían principalmente en una preparación de cultura general, la licenciada que nos atendió quiso saber que conocimientos teníamos, que libros habíamos leído, y al final nos pide que hagamos para que el próximo día de clase una carta o un escrito cualquiera, para ver la redacción principalmente. Yo no le dije que había leído un libro sobre la evolución de las especies de Darvin y otro que me presto un amigo de mi padre titulado “La religión al alcance do todos”, criticando la religión católica, las once mil habitaciones que tenia el Vaticano, la inquisición etc. Y elaboré un escrito sobre la naturaleza que empecé diciendo “Dios había creado la naturaleza y esta es la madre de todo lo que existe”, comparaba la tierra con un enorme queso de bola, que cuando envejece crea gusanos en su interior y la vida sobre la tierra había empezado así. La licenciada se alarmo pues dijo “que no te oiga el cura decir eso”.                  
La iglesia enseña que venimos de Adán y Eva, todavía no acepta la evolución de las especies. El cura debía de estar escuchando y allí se terminaron las clases nocturnas.

 
Unos años después cuando la campaña de navidad, mi hermana se puso enferma y no podía ir a ensayar a las jóvenes del colegio de segunda enseñanza, y me dijo que puesto que yo sabia tocar (de oído) las canciones canarias que estaban en el repertorio, que fuera en su lugar. Estando ensayando arriba en las clases, con una licenciada y las jóvenes, llamó el cura a voces desde abajo que dejáramos de hacer ruido por que estaba bautizando. Esperamos un tiempo y apareció el cura,(el mismo de marras) que al verme se enfureció y pregunto ¿qué hace usted aquí?, y cogiendome por un brazo casi me hace bajar las escaleras a trompicones. La licenciada y las jóvenes se esfumaron y el cura recorrió todas las aulas a grandes zancadas por aquel corredor y entonces me vio abajo en el claustro con el acordeón esperando; ¿todavía esta usted aquí? .- Tengo arriba la chaqueta, me la baja usted o subo yo a buscarla, le dije en un tono que indicaba que no iba a marchar en mangas de camisa. Suba usted, pero no quiero verlo más por aquí. –Descuide no pienso pisar más estas losas.

No se pudo ensayar mas las isas canarias, pero la función se celebro en un salón del pueblo de Entrago y, fue un éxito de publico entusiasta que aplaudió no se si por simpatía o por que lo hicimos bien, mas bien creo que fue por solidaridad, sabiendo lo que había ocurrido con los ensayos.

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